sábado, 21 de enero de 2012

Odonatos de Hawaii (parte I). Anisópteros.


Escultura de una libélula, Kapiolani Park, Honolulu, Oahu (Hawaii, EE.UU.), agosto 2008

Hace unos veranos tuve la fortuna de hacer un viaje naturalista por las islas Hawaii, el archipiélago más remoto de nuestro planeta: a 4.500 kilómetros del continente y a unos 2.000 del archipiélago, de cierta entidad, más próximo. Este aislamiento ha hecho que estas islas tengan una flora y una fauna muy peculiar, evolucionada en situación de aislamiento: un laboratorio evolutivo, que lamentablemente empezó a perderse cuando arribó la quilla de la primera canoa polinesia hace unos 600 años y cuya decadencia se acelera año tras año. Es por ello que hoy día, lo que el naturalista ve son los restos de lo que debió de ser una locura para el interesado en la evolución. Sin abundar en la erosión de la biodiversidad hawaiana, porque en internet, el interesado encontrará toda la información que quiera (o si prefiere preguntarme personalmente en los comentarios de esta entrada), me quedo con que se introduce y establece una especie nueva, vegetal o animal cada 20 días. Lo asombroso, y lo peor, es que una especie introducida y establecida, lo rápido que se expande. Así, por poner un ejemplo, en mi guía de mariposas hawaianas no aparecían especies que eran realmente comunes, y eso que la edición de mi guía era 4 años anterior a mi visita.
En las islas Hawaii se cuentan 8 especies de anisópteros: 4 autóctonos, de los cuales 2 son endémicos y 4 introducidos, involuntariamente, con cargamentos de agua. Ni que decir que las exóticas son las comunes.

Crocothemis servilia, hembra, Hana Highway, Maui (Hawaii, EE.UU.), julio 2008

Crocothemis servilia, macho, Hana Highway, Maui (Hawaii, EE.UU.), julio 2008

La especie más abundante es la especie asiática Crocothemis servilia, introducida accidentalmente en la década de los 90, en todas las islas que visité: Kaua'i, Oahu, Maui y Hawai'i, especialmente en las zonas bajas donde los ecosistemas están más alterados por las actividades agrícolas y por la introducción de especies exóticas. Recuerdo especialmente un episodio de hill-toping de unas 200 libélulas sobre unas Lantana, planta también introducida en el valle de Waipi'o en la costa Norte de la isla de Hawai'i.
Las otras especies introducidas, aunque no tan abundantes como la anterior son, especies norteamericanas: Orthemis ferruginea, Pantala hymenaea y Tramea lacerata, que al fin y al cabo también representan la relación comercial del continente con las islas.   
Y dentro de lo autóctono encuentro con relativa frecuencia en la costa de Kona, o sea en la costa Sur de la Big Island o isla Hawai'i una especie típicamente norteamericana, Anax junius, muy migradora que seguramente llegara en tiempos al archipiélago empujada por vientos, tal como le ocurre de modo ocasional, hasta las costas europeas. Así también se encuentra otra especie muy migradora, y muy extendida por el mundo que es Pantala flavescens.


Anax junius, macho, Pu'uhonia O Honaunau, Hawai'i (Hawaii, EE.UU.), agosto 2008


Pantala flavescens, macho, Pearl Habour, Oahu (Hawaii, EE.UU.), agosto 2008
 Y, por supuesto las dos especies endémicas. Una de ellas, una de las especies más grandes de odonatos que he visto nunca, Anax strenuus, que puede medir unos 15 centímetros de longitud, y que lamentablemente sólo la encontré, al menos de modo abundante, en varios de los lugares mejores conservados del archipiélago: las partes altas del cañón de Waimea, Koke'e State Park y Alaka'i Wilderness Preserve. No he leído mucho sobre esta especie pero seguramente sea un buen ejemplo del fenómeno de gigantismo insular que afecta a algunos tipos de invertebrados.Y la otra, que me quedé con las ganas de ver: Nesogonia blackburni. Especie que ha evolucionado en las islas, de un inmigrante reciente, un Sympetrum
Anax strenuus, macho, Waimea Canyon, Kauai (Hawaii, EE.UU.), agosto 2008

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